domingo, 3 de enero de 2010

MANDELA Y EL PARTIDO QUE SALVÓ A UNA NACIÓN

Recién estrenado el 2010 en el horizonte deportivo de este año se vislumbra un gran acontecimiento deportivo, que no es otro que el Mundial de Fútbol Sudáfrica 2010.
Se puede decir que durante todo este año el país africano será fuente de inspiración de muchos escritores, que harán de su historia y de sus costumbres temática habitual de sus escritos y libros.
Precisamente inspirado en el proceso de paz que comandó Nelson Mandela para terminar con el apartheid en Sudáfrica, John Carlin escribió El Factor Humano. El periodista inglés, narrador de excelentes historias en diferentes lugares del mundo, consiguió que su obra fuera publicada en más de 15 países; que en Sudáfrica se convirtiera en best seller al mes de su lanzamiento; y que el libro fuera el princiapal argumento de una película, dirigida por Clint Eastwood y protagonizada por Morgan Freeman y Matt Damon, de nombre INVICTUS a estrenarse este mes en nuestro país (29 de Enero).
El libro afirma que la historia de Mandela con Sudáfrica se parece mucho a un cuento de hadas. Y algunos críticos han definido a su obra como “una novela perfecta con la salvedad de que todo es real”.
El autor nos transporta a los diez años, 1985 - 1995, decisivos de un país, Sudáfrica, narrando los hechos a través de la figura de Nelson Mandela. Desde su estancia en la carcel y posterior liberación hasta las primeras elecciones con libertad de participación, y que dieron paso a la abolición del Apartheid y al establecimiento de un régimen democrático en Sudáfrica. La historia gira también alrededor del deporte del rugby, deporte "rey" para la minoría blanca y que con la victoria en la Copa del Mundo de 1995, celebrada en el propio país, terminaría siendo decisivo para crear un ambiente de unión entre todos los habitantes del país.
Con todo ello, Jonh Carlin logra acercarnos a un hombre y un país con una magnífica historia de diálogo, perdón y reconciliación.
A continuación reproducimos un extracto de una entrevista de John Carlin a una página web, donde nos cuenta los pormenores del libro y la influencia del deporte.
- ¿Usted sintió esa magia desde que empezó a recabar la información?
–Para el libro hice muchas entrevistas con todos los protagonistas, y lo asombroso fue que la gente le daba ese sentido mágico, especialmente Mandela, que se parece a un personaje de ficción. Lo tremendo es que entrevisté a sus carceleros, al ministro de Justicia del apartheid, al jefe de inteligencia y al general de extrema derecha opositor, y en todos los casos cayeron rendidos a los pies de Mandela, sin excepción. Lo curioso es que ellos percibían a Mandela como una amenaza total a su forma de vida. Mandela era lo que Osama Bin Laden podía resultar para los americanos, de cierto modo mucho más porque significaba una amenaza en su propio país.
–El proceso de Mandela tuvo su culminación en la final del Mundial de rugby. ¿Si no hubiese existido esa final ante los All Blacks las diferencias entre blancos y negros habrían perdurado un tiempo más?
–Creo que sí. Lo que intento explicar en el libro es que la final no es un hecho aislado sino la consumación de un proceso. Fue la última pieza de un rompecabezas. En ese encuentro y en el torneo en general se logró el objetivo con más éxito que nunca porque, como dice Mandela, se apeló a los corazones de la gente, no a sus mentes. Ese día fue la coronación de Mandela en toda Sudáfrica.
–Quizás como antítesis de lo que hizo Mandela con el Mundial de rugby de 1995 está el Mundial de fútbol que organizó la dictadura militar argentina en 1978.
–Cuando un grupo de gente va a ver a su selección o a su equipo se suspende de cierto modo la actividad racional: uno entra en una dimensión puramente emotiva y en ese estado de ánimo es muy susceptible a mensajes que fríamente envían los políticos. En esa clase de campeonatos hay muchas cosas en juego: emociones personales, colectivas, orgullo, identidad. Y entonces se ha utilizado el deporte a lo largo de los años para delincuencias finas, como la que menciono en el libro de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, en los que Hitler intentó demostrar su idea de la superioridad de la raza aria. En el caso del Mundial del 78 yo era muy poco consciente de lo que sucedía; y sólo un año después, cuando fui a Argentina, entendí la terrible situación.
–¿Cómo ve al periodismo deportivo? Observa una cierta lejanía con la política y una tozudez para amplificar noticias que, en definitiva, no resultan tan relevantes.
–No hay que forzar la maquina, habrá determinados eventos deportivos en los que hay un factor político, y en esos casos es muy interesante hablar de estos y analizarlos. Pero creo que son la minoría. El deporte, como la pintura, el ballet, el arte, nos alegra la vida. Yo conozco muy bien África y puedo afirmar que el fútbol es el gran consuelo de los pobres de ahí y del mundo. No hay que menospreciarlo: aunque no haya una conexión política explicita, sí existe felicidad, satisfacción y el bienestar en la gente. El fútbol, por ejemplo, es uno de los temas que mueve al mundo; es algo que une a las personas.
AYUNTAMIENTO DE BONARES pasión por el deporte.