En la noche del sábado 19 de junio sellamos otro capítulo del periplo hispalense con una cita clásica del atletismo popular: la XIII carrera nocturna de Alcalá de Guadaíra.
Teníamos el hueco hecho en nuestro calendario deportivo y como siempre empezamos nuestro viaje con tiempo sobrado (20:00h) y poder disfrutar de la charla mientras conducimos hacia el evento. Esto sirve para ponernos al día de los pensamientos, proyectos, entrenamientos, locuras y “fantasmadas” varias. Siempre hay un tema recurrente al que acudir cuando se agota la conversación, cualquier artículo que hayamos leído en la revista Runner’s (World), la Biblia de los corredores populares.
En esta ocasión nos guiamos por el GPS que nos llevó sin problemas hasta Alcalá y con facilidad encontramos el sitio de celebración de la prueba. Después de una semana intentando confirmar nuestra inscripción fue todo un alivio llegar y ver que nuestros nombres figuraban en las listas. Retiramos los dorsales y al calentamiento.
En la explanada donde aparcamos se respiraba tensión acumulada y deseo de empezar. Se notaba la experiencia de los organizadores y el poder de convocatoria. A esto se une una climatología inmejorable así como el acierto de disputar esta carrera en un sábado noche, hecho que “arrastra” a participantes y familiares.
TEN TO TEN (como dicen los ingleses), a diez minutos para las diez el “castillo inflable” de salida era un verdadero hormiguero. No cabía un alfiler. La megafonía daba una y otra vez los avisos correspondientes y a la hora señalada el disparo al aire marca el inicio de la carrera que me pilla poniendo en marcha el GPS para grabar el recorrido. Pierdo unos segundos preciosos hasta que logro colocarlo en el brazo.
Un kilómetro de bajada continua inaugura el recorrido que parece un paseo triunfal para los corredores hasta que llegamos a una rotonda cerca al río Guadaíra; “a partir de aquí se acabó el bacalao” decía uno que corría a mi lado. Empezamos una leve subida, que enlazó una cuesta más fuerte y que acabó con una vertical perfecta hasta la mismísima puerta del castillo que corona el alcor en el que está enclavado la localidad.
Comienza el calvario de cuesta tras cuesta y la incertidumbre de no saber cuando iba a venir la próxima (y su longitud-inclinación). Me extraña que no haya ningún “Indurain” de Alcalá porque el perfil de la carrera se las traía. A Mota lo perdí casi al principio de la prueba y no logré verlo hasta la línea de meta. A pesar de la dureza implícita del recorrido nos pareció un “trabajo” asequible y cómodo, a Mota en particular le rindió mucho la prueba y firmó una marca excelente. He de reconocer que me sentí muy suelto a lo largo de los 8.300 metros y sobre todo seguro en las subidas de las cuestas donde los “competidores” caían como moscas. Es en estos terrenos donde se pone de “relieve” los entrenamientos que realizamos en los campos desnivelados de nuestro Bonares.
300 metros nos separaban del arco de meta, las gentes, la organización y los mismos corredores nos daban ánimos en un bajada de vértigo. Sacando fuerzas de flaquezas hice una entrada en meta muy rápida aprovechando el cansancio de otros corredores y adelantando más posiciones de las que hubiese creído.
Pasamos por meta 613 de los inscritos y nuestras clasificaciones fueron:
GEN M/F CAT CATEG SEX DE NOMBRE TIEMPO MEDIA KM/H TIEMPO METROS
91 91 22 VETERANO M35 M 125 MOTA ROMERO MANUEL 00:34:51 04:11 14,29 00:07:45 1.846
296 285 101 SENIOR MS M 180 MARTIN RAMOS JOSE JAVIER 00:39:42 04:46 12,54 00:12:36 2.634
Ambos quedamos satisfechos por las marcas. Mota rubricó un espléndido tiempo y un servidor sigue cumpliendo el presupuesto de entrar por los medios de la tabla clasificatoria.
Enhorabuena a los organizadores de la carrera y al interés mostrado por los lugareños y visitantes, ya que una carrera no sería nada sin el ánimo y los aplausos del público.
José Javier Martín Ramos – Cronista.
Teníamos el hueco hecho en nuestro calendario deportivo y como siempre empezamos nuestro viaje con tiempo sobrado (20:00h) y poder disfrutar de la charla mientras conducimos hacia el evento. Esto sirve para ponernos al día de los pensamientos, proyectos, entrenamientos, locuras y “fantasmadas” varias. Siempre hay un tema recurrente al que acudir cuando se agota la conversación, cualquier artículo que hayamos leído en la revista Runner’s (World), la Biblia de los corredores populares.
En esta ocasión nos guiamos por el GPS que nos llevó sin problemas hasta Alcalá y con facilidad encontramos el sitio de celebración de la prueba. Después de una semana intentando confirmar nuestra inscripción fue todo un alivio llegar y ver que nuestros nombres figuraban en las listas. Retiramos los dorsales y al calentamiento.
En la explanada donde aparcamos se respiraba tensión acumulada y deseo de empezar. Se notaba la experiencia de los organizadores y el poder de convocatoria. A esto se une una climatología inmejorable así como el acierto de disputar esta carrera en un sábado noche, hecho que “arrastra” a participantes y familiares.
TEN TO TEN (como dicen los ingleses), a diez minutos para las diez el “castillo inflable” de salida era un verdadero hormiguero. No cabía un alfiler. La megafonía daba una y otra vez los avisos correspondientes y a la hora señalada el disparo al aire marca el inicio de la carrera que me pilla poniendo en marcha el GPS para grabar el recorrido. Pierdo unos segundos preciosos hasta que logro colocarlo en el brazo.
Un kilómetro de bajada continua inaugura el recorrido que parece un paseo triunfal para los corredores hasta que llegamos a una rotonda cerca al río Guadaíra; “a partir de aquí se acabó el bacalao” decía uno que corría a mi lado. Empezamos una leve subida, que enlazó una cuesta más fuerte y que acabó con una vertical perfecta hasta la mismísima puerta del castillo que corona el alcor en el que está enclavado la localidad.
Comienza el calvario de cuesta tras cuesta y la incertidumbre de no saber cuando iba a venir la próxima (y su longitud-inclinación). Me extraña que no haya ningún “Indurain” de Alcalá porque el perfil de la carrera se las traía. A Mota lo perdí casi al principio de la prueba y no logré verlo hasta la línea de meta. A pesar de la dureza implícita del recorrido nos pareció un “trabajo” asequible y cómodo, a Mota en particular le rindió mucho la prueba y firmó una marca excelente. He de reconocer que me sentí muy suelto a lo largo de los 8.300 metros y sobre todo seguro en las subidas de las cuestas donde los “competidores” caían como moscas. Es en estos terrenos donde se pone de “relieve” los entrenamientos que realizamos en los campos desnivelados de nuestro Bonares.
300 metros nos separaban del arco de meta, las gentes, la organización y los mismos corredores nos daban ánimos en un bajada de vértigo. Sacando fuerzas de flaquezas hice una entrada en meta muy rápida aprovechando el cansancio de otros corredores y adelantando más posiciones de las que hubiese creído.
Pasamos por meta 613 de los inscritos y nuestras clasificaciones fueron:
GEN M/F CAT CATEG SEX DE NOMBRE TIEMPO MEDIA KM/H TIEMPO METROS
91 91 22 VETERANO M35 M 125 MOTA ROMERO MANUEL 00:34:51 04:11 14,29 00:07:45 1.846
296 285 101 SENIOR MS M 180 MARTIN RAMOS JOSE JAVIER 00:39:42 04:46 12,54 00:12:36 2.634
Ambos quedamos satisfechos por las marcas. Mota rubricó un espléndido tiempo y un servidor sigue cumpliendo el presupuesto de entrar por los medios de la tabla clasificatoria.
Enhorabuena a los organizadores de la carrera y al interés mostrado por los lugareños y visitantes, ya que una carrera no sería nada sin el ánimo y los aplausos del público.
José Javier Martín Ramos – Cronista.